jueves, 2 de diciembre de 2010

¿Quiere ser escritor? Publíquese usted mismo en la web

Mercado del libro - Las posibilidades de editar libros a través del mundo digital:

Subir videos, bajar música, tener nuestro propio medio de comunicación. Hace rato que internet revolucionó los mercados creativos. Un gran etcétera que incluye una herramienta para aquellos que se sienten escritores pero son incomprendidos por el mundo editorial: la autopublicación. Son sitios web que permiten, gratis, hacer realidad el sueño del libro propio. El autor controla todo el proceso, desde la edición hasta el diseño. Las empresas son decenas, aquí presentamos algunas.  

Juan Ignacio Rodríguez Medina domingo 28 de noviembre de 2010 Santiago de Chile

Le habrá ocurrido a muchos con pretensiones de escritor o poeta: pasearse por editoriales, reunirse con editores, dejar manuscritos en una, dos, tres, muchas oficinas. Y nada. Nadie se interesa por publicarlo. Peor si no tiene los contactos, no ha asistido al taller de algún escritor connotado, ni ha ganado o al menos ha sido finalista de algún premio literario.
Muchos pensarán que está la alternativa de contactarse con alguna editorial o imprenta y -luego de un adelanto- por fin ver su libro impreso. Claro, es una posibilidad, pero sólo para quienes tienen el dinero que permita financiar el tiraje, y siempre con el riesgo de quedarse en casa con un lote de libros que -quizá- pueda regalar a sus familiares y amigos.
Para quienes han vivido lo primero y no pueden lo segundo, pero también para quien quiera imprimir sus recetas de cocina, regalar un álbum de fotos o publicar el libro que desee, San Internet puede ser -otra vez- la panacea: se llama autopublicación y consiste, básicamente, en la posibilidad que ofrecen distintos sitios web de publicar su querido libro: sin editores ni intermediarios.
Pocas copias, muchos títulos
Autopublicarse es muy fácil. Tiene que crear una cuenta, subir su obra en el formato que el sitio le pida, elegir el tamaño, encuadernación y portada, y determinar el precio que va a cobrar por su creación (usted define el margen de ganancia, si es que quiere ganar algo, claro).
El costo del libro varía según el número de páginas, la encuadernación, el tamaño, si es en color o blanco y negro. Hay sitios como Xlibris.com que ofrecen paquetes básicos desde 216 mil pesos. Pero la mayor gracia del asunto está en aquellas empresas que imprimen y cobran por demanda: el libro se imprime sólo cuando alguien lo compra, o sea, usted no paga nada. Son decenas, pero entre las principales se puede anotar a Lulu.com, Blurb.com, CreateSpace.com (propiedad de Amazon), Cafepress.com y al único español: Bubok.es (que posee una filial en Argentina, pronto agregará una en México y tiene en sus planes futuros a Chile).
De hecho, ese es el secreto de estos sitios: todo se hace por demanda, por lo que no existen costos iniciales ni pedidos mínimos, lo que ahorra gastos de impresión o de inventario. Por supuesto que el precio unitario es muy superior por la impresión de un solo libro versus la de un gran número, pero es una opción para quien no tiene el dinero para financiar, digamos, mil copias.
Los precios entre las distintas empresas son similares, el valor de un libro de bolsillo de cien páginas, en blanco y negro, no pasa de los cinco mil pesos (Lulu ofrece una calculadora en línea para determinar los costos y márgenes de ganancia).
Probablemente para el autor/cliente el atractivo no es el negocio, sino la chochería de verse publicado, las facilidades de producción y la difusión que pueda tener a través de internet. Por el lado del vendedor el negocio parece ser bueno. Tal como dicen en Lulu, no se trata de cien libros que vendan cien mil copias, sino de cien mil libros y cien copias; así, dicha compañía, entre 2002 y 2008 vendió más de dos millones de ejemplares en papel. En el caso de Bubok, son 33 mil ejemplares publicados desde 2007. Nada mal.
¿Otro golpe a la industria editorial?
La gran novedad de estos servicios es la ausencia de un editor tradicional: usted concibe, publica, diseña, imprime y distribuye por cuenta propia. O sea, un control total sobre su obra -el sueño de muchos creadores-. Si hasta retiene los derechos y se lleva regalías que llegan al 80% de las ganancias (es el caso de Bubok o Amazon, que pasó de ofrecer el 35% de regalías en 2009 al 70% en 2010). En Chile, en el mercado tradicional, por lo general, un autor se lleva el diez por ciento.
¿Qué ocurre entonces con las editoriales tradicionales, esas que ya intentan lidiar con el libro electrónico? Este año, en medio del alboroto ocasionado por la aparición del iPad, Ken Auletta -periodista y crítico de medios en The New Yorker- citaba en una de sus columnas a Carolyn Reidy, de la editorial Simon & Schuster: "En el mundo digital, los autores pueden editar sin editores. Es tarea nuestra probarles, día a día, nuestro valor".
Ese valor, cree Eduardo Castillo, presidente de la Cámara Chilena del Libro, pasa por la comunidad entre el escritor y el editor: "Hay un trabajo importante, la combinación de la creación de un autor con el trabajo de un editor permite obtener el producto libro, con determinadas características que generan empatía con el público. No es automático, detrás de eso hay un oficio".
Arturo Infante, editor de Catalonia, tampoco ve una competencia y hasta cree que "podría ser una semilla donde encontrar buenos originales". En todo caso -agrega-, se trata de una parte de un fenómeno más general, vinculado a las nuevas tecnologías y a la irrupción del libro electrónico que debiese "generalizar la impresión por demanda en toda la industria". En ese sentido, Andrea Palet -directora del magíster en edición de la Universidad Diego Portales- señala: "La industria tradicional del libro está a punto de estallar en mil pedazos, pero no precisamente por este fenómeno, que tendrá una incidencia muy menor". En todo caso, considera "muy saludable" las iniciativas que se salten a los intermediarios, claro que ve un obstáculo en la realidad: "Pueden autoeditarse todo lo que quieran, pero mientras más títulos haya, menos posibilidad de ser leídos por un público que no sabrá discriminar entre lo que tiene calidad literaria y lo que no. Nos guste o no, la sociedad seguirá guiándose mayoritariamente por el marketing y el gusto oficial".
No parece entonces que la autopublicación compita con el modelo tradicional, más bien están abriendo un nuevo mercado o -si se quiere- sirviendo a un nicho desatendido. Es lo que piensa Ángel María Herrera, fundador y máximo responsable de Bubok: "Somos un modelo de editorial que permite que muchas personas expertas en una materia concreta saquen a la luz sus trabajos, que en la mayoría de las ocasiones no tendrían cabida en una editorial tradicional al ir dirigidos a un público tan minoritario". "Hemos hecho más abierto el sector del libro, pero no creo que nuestra actividad tenga un impacto en la actividad de las editoriales convencionales". O sea, un espacio -sí- para escritores más renombrados, pero también para autores anónimos o simplemente para quien quiera publicar para sí mismo o para regalarle a alguien.
Servicios Lovecraft
Con todo, nunca es mala la opinión de un tercero que -al menos- revise la ortografía y la redacción de lo que uno escribe. Dicen que Lovecraft, que no podía vivir de su escritura, vendía servicios de edición. El plan básico era la corrección de la ortografía, pero también ofrecía arreglar la redacción, mejorar algo el estilo, hasta -lisa y llanamente- reescribir la obra. Lovecraft siguió siendo pobre, pero los sitios de autopublicación poseen asistencias que, en honor al escritor de terror, podríamos llamar, servicios Lovecraft.
Por ejemplo, en Bubok, por alrededor de 190 mil pesos, se obtiene una portada personalizada y por mil novecientos por cada página le maquetan el libro. Además ofrece packs por 125 mil, 630 mil y un millón cien mil pesos. Este último incluye servicios de corrección profesional, informes de lectura con sugerencias para mejorar la obra, banner promocional para incluir en algunos sitios y la redacción y envío de una nota de prensa. La mayoría de los sitios ofrece servicios similares (también está la alternativa del libro electrónico y hasta la de obtener un ISBN para su obra), pero, como se ve, los costos empiezan a dispararse; es el precio de tender a lo profesional. De todos modos, siempre hay ofertas y nunca está de más preguntar por descuentos. Incluso uno de estos sitios, WeBook.com, mezcla la autoedición con una red social: la comunidad de usuarios revisa, discute y edita su libro, y da el pase para publicarlo; y si lo desea, puede compartir las ganancias con ellos.
Ahora, una cosa es publicar su libro y otra distribuirlo. Suena bien lo de regalías de 80%, pero claro, el asunto es vender algún libro. Bueno, los mismos sitios funcionan como librerías virtuales donde cualquiera puede comprar y algunas ofrecen (pagando) poner la obra en Amazon y otras tiendas virtuales.
Por supuesto, siempre puede hacerlo por cuenta propia y pedirle a alguien que le edite, diseñe o corrija. También puede delinear su propio plan de mercadeo a través de internet, ya sea por sus propios medios (blog, Google, Facebook, etc.) o desde su página personal en alguno de las web de autopublicación. Incluso en CreateSpace puede contratar a alguien que haga una reseña y critique su libro, con el riesgo de recibir un mal comentario. Y es que la autoedición no garantiza calidad de contenido, pero sí suma a esa máxima que señala que, internet mediante, todos podemos ser creadores. Sólo basta decidirse.

 Yo me autoedité
Paulina del Campo es periodista y en 2005, gracias a una tía que vive en Australia, conoció Blurb.com. Ha usado varias veces el servicio para hacer libros con fotografías familiares y lo encuentra "fantástico". El usuario descarga un programa para construir su libro. Paulina lo hizo y nunca ha necesitado pedir ayuda: "Es amigable, no requiere conocimientos especiales" . ¿Y la calidad? "Súper buena, puedes usar tapas duras, es con papel cuché, uno elige el color". El último álbum le costó cerca de $35 mil : 150 páginas de tamaño similar a un bloc de dibujo. Siempre ha recurrido a conocidos para que le traigan los libros desde EE.UU. En todo caso, si usted no tiene esa opción, los costos de envíos van desde $6.500 por un libro de bolsillo de 60 páginas ; para uno como el de Paulina, el envío de un ejemplar vale unos $11 mil o el doble si lo quiere en no más de tres días hábiles (más cinco por la impresión).

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